De seis a seis

Puedo alimentarme el día entero de tí.
Levantarme a las seis y beberte, a sorbos, como  al café de la mañana.
Morder tus labios despacio como si fueras pan recién hecho.
Saborear tus mejillas, peras jugosas y dulces.
Bajar hasta tu cuello. Respirarte y cubrirme de tu olor hasta  las diez.
Besarte. Llenarme de tu piel al medio día,
disfrutar tu carne y hacer un banquete de tu cuerpo.
Pasarte despacio, dejar tus dedos para el postre
y en la tarde disfrutarlos uno a uno.
Robarte luego hacia las cuatro, besos suaves y ligeros
Dejar espacio a la cena, para luego  repetirte.
Dormirme al final entre tus brazos, cansada
y amanecer enredada en tu cuerpo para saborearte de nuevo.



Comentarios