A estas alturas

Me gusta que a estas alturas,
la piel no piense tanto.
Que entregarse y recorrer
se vuelva parte de descubrir al otro.
Que no haya tiempo preciso,
ni momento exacto.
Me gusta que a estas alturas,
la piel no piense tanto
y no busque justificaciones
ni para sentir, ni para querer,
ni para marcharse.
Que el miedo no se asome,
que cantar las verdades se vuelva ofrenda.

Me gusta que a estas alturas
pueda escribir lo que siento,
sin llamar a la cordura,
sin corregir el trazo,
sin que sea necesario abrir el diccionario del decoro.

La verdad es que a estas alturas,
me gusta que la piel no piense tanto
y pueda llamar a las cosas por su nombre.

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