Vuelo

Lo siento.
Hoy vas a dejar de escuchar mi canto.
He decidido emprender de nuevo el vuelo.
No creo que me extrañes:
ni mi aleteo simple, ni mi gorjeo
ni que revuele sobre ti a la tarde.
No habrá nido que visitar
porque este nunca fue tuyo.

Lo siento,
pero a mi corazón de ave le gusta el viento:
se lanza al precipicio sin miedo
porque está seguro de que el aire es bueno.
Alborota sus plumas,
agita sus alas y mira al infinito:
al sol de la mañana que se anuncia.

Lo siento,
pero me gusta cantar sin pausa,
zambullirme en cualquier charco,
sentir la lluvia tocándome por fuera, transformándome por dentro.

Lo siento pero se va para ti mi canto.
Está claro que prefieres el silencio 
a hacerme las segunda.

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