En vano

Aquí viene la señora vanidad,
a hacerme la trampa
a recordarme que no puedo perder
a pisotearme el ego.
Aquí viene imponente a cantarme sus verdades
y otra vez yo,  a no dejarme.

Pero esta vez,
con esta sonrisa la despacho
Que se devuelva solita,
tranquila y con las ganas
de que yo escriba algo que duela.


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